Alessandro. Despierto y siento que alguien me toca, creo que debe ser un sueño de esos eróticos y... ¡Un momento! ¡Evelyn está en mi casa! Abro los ojos y ella está sobre mí. —Despertaste, mi amor, ahora no podrás escapar de mí. Tengo que pensar en algo, o terminaré pensando con otra cabeza. —Evelyn, espérame, iré al baño y en un momento regreso, hermosa. Acaricio su rostro y sus ojos encendidos en deseo me matan. Ella se parece a Amalia, pero solo físicamente. —Está bien, mi amor, te espero y no tardes. Entro al baño y cierro la puerta. Tengo que pedir ayuda y sé quien puede dármela. —Hola, ¿cómo pasaron la noche? —¡Larissa! Ven a casa y ayúdame. —No entiendo, ¿qué pasa? —Larissa, no hagas preguntas y ven rápido, Evelyn no me deja tranquilo, ayer por la noche se desnudó y