EL DESPUÉS
Un nuevo amanecer se hacía presente a través de la luz que se asomaba por la ventana. Los rastros de la tormenta aún estaban allí, pero para Leander y Altea, el mundo se había detenido. Ella aun dormía exhausta de lo que su cuerpo había vivido durante la noche que todo cambio. Él, en cambio, había despertado hace un rato, pero las manecillas del reloj perdieron el conteo del tiempo cuando lo único que él podía ver era a la mujer que estaba a su lado.
El caos en la mente de Leander era mucho y es que no podía dejar de pensar en lo que ocurrió. La idea de que aquella mujer volteara su mundo de cabeza nunca estuvo presente en su mente y tal vez por eso es por lo que se sorprendía tanto por lo sucedido. Sin embargo, lo que más lo asustaba es que su cuerpo todavía sentía estas gana
