— Papá… Haz algo… Por favor… Haz algo. — Me mordí el labio. — Por favor…— Me abrazó en respuesta. — Esto es demasiado… No puedo soportarlo… Pá, haz algo. — Estaré aquí contigo, mi amor. — Apretó su abrazo. — No estás sola. Me quedé un buen rato así, luego de poco la sala se convirtió en un lugar desértico, éramos siete cuerpos presentes, pero no emitíamos ningún sonido, parecía estar vacío. Y, así nos quedamos por mucho tiempo, el sol marcaba a su punto más alto cuando Lilith fue la primera en dar señales de cambio. — Klauss, —llamó a mi padre — no podemos dejar todo el esfuerzo de Erick en vano. — Miró al resto. — Debería hacer algo al respecto…— Murmuré. — Ella cumplió su palabra, yo haré lo mismo. — Me puse de pie. — ¿A dónde piensas ir? — Me detuvo mi tía. —