Ella estaba aquí. Literalmente podía verla sentada a mi lado, malogrando todo mi sueño perfecto. Suspiré con cansancio, era al último ser que quería ver ahora mismo porque desquitaría con ella toda la rabia acumulada, y eso era exactamente lo que ella estaba buscando, que pierda el control. — ¿Qué es lo que quieres ahora? — Ni siquiera la miré, mi vista estaba mirando a la nada, de frente. — Hacerte recordar que siempre cumplo mi palabra. — Estaba tratando de provocarme. — Siempre a un paso delante, pequeña Rachel. — Río. — ¿Creen que esconder mi tumba me detendrá? — Posó sus ojos en mí, podía sentir su mirada. — Puede que tarde un poco más, pero eso no evitará lo inevitable. — Sentir su aliento cerca de mí me encrespó la piel. — La única manera de detenerme es matándome, — se