Capitulo 4

2055 Palabras
—Creo que fue la única petición que le hice y no pudo respetarla. Entra a la casa molesto y yo me quedo parada en la puerta observándolo, es muy parecido a Duncan tiene la misma altura solo que él tiene el cabello castaño, los ojos son del mismo color azul y su nariz esta perfecta, el esta un poco más robusto y esta vestido con un traje n***o y una gabardina del mismo color. —Fui muy claro al decirle que no quería que se tocaran las cosas de mi abuelo. Estoy tratando de reaccionar pero no puedo quitarme la impresión que siento. —No entiendo de que me está hablando. —¿Porqué me llamo Duncan? Seguramente porque anduvo revisando las cosas de él. —Yo.. —Claro ahora no sabe que decirme. —Basta ¿quién se cree que es usted para venir a gritarme de esa manera? obviamente lo confundí con su abuelo porque vi una foto de él pero no entre sus cosas si no en la librería. Siento que si le digo que lo soñé pensará que estoy completamente loca. —Lo siento tuve un mal día y cuando usted me confundió con mi abuelo pensé qué había buscado entre sus cosas. —Pues no, no lo hice y que pena que haya tenido un mal día pero créame que no es culpa mía. —Lo sé, le pido una disculpa, mi nombre es Kiliam Wallace y soy el nieto de Duncan. —Mucho gusto Kiliam, yo soy Eliza Owens. —Disculpe que llegue sin avisar pero como le dije tuve un mal día y no sé porque me dió por venir aquí. —Está  bien no se preocupe ¿gusta un café?  —Si gracias. Vamos a la cocina y empiezo a preparar el café. —Por cierto tiene muy bien decorada la casa, sólo había venido en algunas ocasiones y se me hacia muy triste, creo que usted le ha dado vida. —No me hable de usted soy Eliza y si hice algunos pequeños cambios para que quedara a mi gusto. Le sirvo el café. —¿Quiere azúcar y leche?  —No gracias lo prefiero solo. Vaya que interesante le gusta el café n***o, me quedo viéndolo y se ve bastante cansado, sus ojos se ven tristes, creo que efectivamente ha tenido un día muy pesado. —Se ve agotado. —Lo estoy, tengo algunas noches sin dormir y lo peor que tengo que regresarme hoy mismo a Minnesota. —¿Porqué?  —Tuve unos problemas personales. —Me refería a porque tienes que regresar a Minnesota hoy mismo en lugar de descansar esta noche en el pueblo. —Pues porque en el único hotel que hay en este pueblo no aceptan a un Wallace. —¿Qué?  —Si, algunas ocasiones intente quedarme y en cuanto supieron quien soy me dijeron que no tenían habitaciones disponibles. —Pero eso me parece una tontería. —¿El qué? Que yo aún siga pagando los pecados de mi abuelo. —Pues si, eso pasó hace muchos años. —Si, pero en los pueblos chicos eso no se olvida. En eso aparece fantasma y se acerca a Kiliam, el empieza a acariciarlo y fantasma se acomoda  a su lado. —Me encantan los gatos. —Yo no soy de mascotas pero a fantasma lo encontré aquí, así que tal vez está también sea su casa. —¿Fantasma?  —Pase varios sustos pensando que de verdad había un fantasma por los ruidos que escuchaba todo el tiempo, hasta que lo encontré y el nombre me pareció apropiado. El sonríe y me muestra su perfecta y blanca dentadura. —Bueno yo me voy no quiero interrumpir. —No te preocupes no me interrumpes, si quieres quedarte aquí esta noche para que descanses. —Te lo agradezco la verdad no podría manejar de regreso a Minnesota. —Te prepararé una habitación, yo voy a ir a la fiesta del pueblo. —Vaya que inoportuno soy. Me pongo de pie y él se queda observándome, subo y le preparo una de las habitaciones, al bajar sigue muy entretenido con fantasma. —Bueno ya está lista la habitación, ve para que descanses. —Gracias, de verdad que te lo agradezco mucho, te prometo que mañana a primera hora me iré. —No te preocupes después de todo esta es tú casa. El me sonríe y mientras sube yo me quedo embobada viéndolo en lo que desaparece por las escaleras, nunca me había impresionado tanto un hombre como lo ha hecho él, estoy segura que es por todo lo que ha pasado con mis sueños, subo a mi habitación para terminar de prepararme, cuando estoy lista escucho que tocan la puerta y como me imagino que es Aitor tomo mi bolsa para salir de una vez. Aitor está de pie observando el otro coche que esta estacionado cerca del mio, vaya este chico tiene buenos gustos es una camioneta Range Rover roja y parece muy nueva, no pasaría desapercibida para nadie mucho menos en este pueblo.  —Hola Aitor ¿cómo estás? —Hola Eliza ¿tienes visita?  —Algo así ¿nos vamos?  El se queda viéndome con ganas de preguntarme más pero yo me subo al coche sin darle tiempo, después de unos minutos se sube. —Bueno vámonos espero que te diviertas. Al llegar a la fiesta me quedo encantada, hay puestos de comida algunos juegos mecánicos para los niños, estoy muy emocionada observando todo cuando se acerca el alcalde a saludarme con su familia, su esposa es una mujer muy agradable pero tiene una tristeza en su mirada que me da nostalgia. —Srita. Owens le presento a mi mujer. —Mucho gusto Sra. Grind. Ella me da la mano muy tímida, sus niñas soy agradables parecen una escalerita formadas de la más grande a la más pequeña, yo les hago un cariño y ellas sonríen. —Srita. Owens escuche que tiene usted una visita. Yo volteo a verlo un poco molesta, aún no me acostumbro a que todo el pueblo se entere de mis movimientos. —Si Sr. Grind se podría decir que si. —¿Algún familiar suyo?  —En realidad es.. Nos interrumpen Jacinto y Dina. —Eliza que bueno que ya llegaron quiero mostrarte algo. —Si Dina vámos, disculpe Sr. Grind nos vemos al rato. Dina me lleva a un puesto donde está una mujer que al parecer lee el futuro. —Ay no Dina yo no creo en estas cosas, estás loca si crees que voy a dejar que lean mi mano. —Vamos no seas aguafiestas, además yo te pagaré la lectura. —Vaya como decirle que no a un regalo tan honorable. —Eliza!! —Esta bien vamos. Entramos al puesto y como lo imaginé, está decorado como una película, pero seria una mala porque no había mucho presupuesto, en eso sale una chica vestida como gitana, incluso tiene una bola de cristal. —¿En qué puedo ayudarlas? Dina es la primera en hablar. —Queremos una lectura de la mano. —Perfecto ¿cuál de las dos va a ir primero? Yo de inmediato contesto señalando a Dina. —Ella. La mujer me sonríe y se alejan a una pequeña mesa, toma de la mano a Dina y empieza a decirle cosas que hace que Dina se emocione, terminan y se acercan a mi. —Tú turno. —Dina no creo que sea una buena idea. La adivina se acerca a mi y me toma de la mano. —Ven.  Me lleva a la mesa donde se sentó antes con Dina y me toma la mano, empieza a verla con curiosidad. —Que interesante, una mujer que aún no se ha enamorado. Yo me pongo nerviosa y ella sonríe. —Así que tienes comunicación con personas del más allá. Yo la observo sorprendida. —¿Sabías que aquí encontrarás tú destino? estás aquí para arreglar las ramas rotas de un hermoso árbol y mientras las arreglas tú corazón conocerá el amor por primera vez. —¿A qué se refiere con arreglar las ramas rotas de un árbol? Ella sonríe. —Tienes que ser paciente, las personas no siempre ven las cosas de la misma manera que tú y eso te traerá algunos problemas. Retiro mi mano y me pongo de pie, ella me detiene. —Tendrás muchos obstáculos, pero no desistas o tampoco tú podrás ser feliz. Me acerco a Dina quien me espera muy risueña, paga a la mujer y salimos del puesto. —¿Cómo te fue? —No lo sé no entendí mucho de lo que me dijo. —Eso es porque no le pusiste atención. —Tal vez. —Bueno entonces vamos a buscar a nuestros hombres que deben estar ansiosos. —Nuestros hombres, Aitor no es mi hombre. —Por ahora, alcance a escuchar cuando te dijo que aquí te vas a enamorar por primera vez. Yo pongo los ojos en blanco y ella sonríe, sin poder evitarlo mi mente da vueltas con todo lo que me dijo la adivina, llegamos a donde están Aitor y Jacinto y ellos nos sonríen, pasamos una noche muy divertida, creo que ahora no me falta nadie más por conocer en el pueblo. Ya bastante tarde Aitor me lleva a la casa. —Al final no me dijiste de quién era esa camioneta. —Es de Kiliam Wallace. —¿Y qué esta haciendo aquí? —No lo sé. —No deberías de dejarlo quedarse en tú casa. —Perdón Aitor pero está es su casa no la mía. —Si pero la tienes alquilada y por eso le estas pagando una renta ¿acaso no sabes que esa familia no es bienvenida aquí?  —Mira Aitor en primer lugar yo decido a quien recibo en mi casa y a quien no y creeme que soy una persona que no se deja manipular muy fácilmente.  —No lo entiendes, si lo dejas pasar la noche en tú casa las personas podrían empezar a hablar mal de ti. Me bajo del coche y él me sigue. —No creo que sepas lo que es vivir en un pueblo pequeño, la gente no ve con buenos ojos cosas que en la ciudad serian normales. —Mira Aitor pasamos un excelente tarde y prefiero no discutir, y no te preocupes por lo que la gente piense de mi, nos vemos mañana. Entro a la casa y cierro la puerta, al darme la vuelta pego un grito cuando veo a Kiliam en la cocina. —Lo siento no quería asustarte, sólo que me desperté porque tenía hambre. Esta descalzo, trae el pantalón del traje y la camisa desabrochada, tiene el cabello un poco alborotado y su cara de sueño. —Disculpa que asalte tú nevera. —No te preocupes. —¿Quieres un sándwich? —Si, porque no. —Traes mala cara no disfrutaste de la fiesta. Me entrega mi sándwich y se sienta frente a mi, al verlo me doy cuenta que sus ojos son un poco más claros que los de Duncan, por un momento me siento como si estuviera soñando. Empieza a comer sin dejar de observarme. —¿Entonces? —Si disfruté la fiesta pero no terminó como me hubiera gustado. —Vaya, me acerca una taza de café. Le doy un trago sin fijarme y casi lo escupo, el suelta una carcajada. —Lo siento te lo di como me lo tomo yo. —¿Con veneno?  —Me da otra taza y le doy un trago, para mi sorpresa esta perfecto. —Bueno esté compensa el intento de homicidio anterior. —Que exagerada. Suspira. —Sé que no debería hacerlo pero quiero pedirte un favor. —¿Cuál?  —Estaba a punto de salir de viaje cuando por alguna razón, sentí ganas de venir aquí. —¿Y cuál es el favor que me estás pidiendo? —Me dejarías quedarme unos días aquí, te prometo que no voy a molestarte, es más ni cuenta te darás de que estoy aquí, incluso puedo pagarte una renta. —Si no me estás cobrando una renta como me vas a pagar. En eso llega fantasma y se acomoda en sus piernas, él sigue hablando mientras lo acaricia.
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