[Valle]
Doy vueltas en el sillón, tratando de acomodarme, pero no puedo. De pronto me duele la espalda, la cabeza, el cuerpo entero y necesito pararme. Con cuidado quito a Beni, que se ha acurrucado a mi lado y voy a la cocina. Necesito salir de aquí, irme y pensar en cómo acabaré todo esto antes de que me vuelva loca.
Me visto con la ropa más sencilla que tengo y salgo del piso para bajar directo al lobby. Francisco se encuentra sentado en el lugar del siempre leyendo un periódico y al escuchar la campana voltea a verme.
⎯¿Café a esta hora Valle?⎯ me dice Francisco sonriente.
⎯ Es té de manzanilla, con un poco de leche y miel. Mi nana me lo daba cuando me sentía mal.
⎯¿De qué se siente mal?⎯ pregunta.
⎯ Del corazón ⎯ respondo con ganas de llorar.
Él me sonríe y me ayuda a servir el té en las tazas ⎯¿Problemas con el señor D'Angelo?
⎯ Sí ⎯ contesto triste ⎯ me acabo de enterar de que fui la manzana de la discordia entre él y su ex prometida.
⎯¡Ah!, la señorita María José. No sé si deba decirte esto, pero ella vive en el piso arriba de ustedes.
⎯¿Ella vive aquí?⎯ pregunto sorprendida.
⎯ Sí, aquí se conocieron ella y tu esposo.
⎯ ¡Vaya!⎯ expreso en un tono melancólico ⎯ No solo fui la causante de todo eso, sino que ahora también tengo que verla y conocerla.
⎯ No es necesario, señora Valle. La señorita es sobrecargo y casi no se encuentra en el piso. Así que es muy probable que no se la encuentre.
Tomo un sorbo de té y él hace lo mismo ⎯¿Quieres contarme qué pasó?⎯ me pregunta y yo sonrío levemente.
⎯ Es una larga historia ⎯ me excuso.
⎯ Tenemos toda la noche.
Entonces me embarco en esta odisea de contarle a Francisco todo lo que Diego me acaba de decir. Él me escucha atento y poco a poco voy sintiéndome mejor sobre el asunto. Termino de contarle y él me sonríe.
⎯¿Qué piensas?⎯ le pregunto para finalizar todo.
⎯ Que tenés todo el derecho del mundo a estar enojada, furiosa si querés, pero... ¿Puedo darte mi opinión?
⎯ Claro ⎯ le digo.
⎯ Yo veo a un hombre enamorado, ¿sabe?. El señor Diego hizo la prueba máxima del amor verdadero, dejar todo lo conocido para lanzarse a lo desconocido por amor. Él dejó su país, a su familia, su carrera, todo lo que para él era importante por vos. Y no estoy diciendo que lo justifico por no haberlo dicho antes, pero no hay duda de que te ama con toda su alma, porque no cualquiera hace todo eso por nada.
⎯¿Y lo de la boda?, pobre María José por mí ella pasó ese mal rato y yo acostándome con él allá en San Diego, ¿eso no me hace la amante?
⎯ El señor D'Angelo también la pasó mal. Canceló una boda, enfrentó a la señorita María José, a sus ex suegros y a sus propios padres escuché que dijo: Encontré a la mujer a la que seguiré y amaré toda mi vida, y no puedo vivir sin ella.
Sonrío ⎯ ¿Eso fue lo que dijo Diego sobre mí?
⎯ Sí, parecía un poema, también dijo que sabía que estaba cometiendo una falta, pero que no podía perder a "Nombre" de nuevo.
⎯¿Entonces?, ¿quieres decir que tal vez mi respuesta fue exagerada?⎯ le pregunto.
⎯ No, tu respuesta fue así porque tú también lo amas y te dolió que él te mintiera y te "engañara de cierta manera" pero tal vez no lo hizo con intensión de herirte.
⎯ Dijo que lo hizo para protegerme.
⎯ A veces lo que nosotros queremos hacer no sale tal como planeamos, pero lo amas también, tanto que hasta enojada se lo demuestras.
⎯ ¿Qué quieres decir con eso?
⎯ Si tú estás aquí, es porque te fuiste a dormir al sillón en lugar de él... ⎯ adivina divertido.
⎯ Lo hago porque sé que él está cansado del viaje y dormirá mejor en la cama.
⎯ Ves, eso es amor. No dejes que esto arruine todo, Valle, ya te dijo la verdad y eso es mucho mejor que nunca haberlo hecho. ⎯ Tomo el último sorbo del té y Francisco me da su taza.⎯ Estuvo delicioso el té Valle, gracias. La próxima te acepto un mate.
⎯ Gracias por escuchar y los consejos que me diste.
⎯ Siempre, ustedes son el matrimonio más bonito que he conocido, cuídenlo.
Le sonrío. Termino de despedirme y de nuevo regreso al elevador para subir hasta el nivel donde vivimos Diego y yo. Entro al departamento y esbozo una sonrisa al ver a Diego sentado en el sofá, al verme se pone de pie de inmediato, trae rostro de que está preocupado. ⎯ Pensé que te habías ido – me dice con un tono de voz de angustia.
⎯ Nunca, yo me quedo donde tú estés, ¿recuerdas?
Él me abraza y escuchó un suspiro que sé, alivianó toda la angustia que en algún punto pudo tener al no verme.
⎯ Vamos, Topi ⎯ le digo tranquila y lo tomo de la mano – Vamos a dormir, mañana platicamos al respecto, ¿te parece?
⎯ Me parece ⎯ me contesta y un poco más tranquilos, ambos entramos a la habitación.