CAPÍTULO 8: Amenazas

1066 Palabras
[Diego] La videollamada se termina y de nuevo vuelvo a sentir ese golpe de soledad. Después de haber pasado días completos a su lado, en una rutina que nos mantenía juntos 24/7, ahora debo acostumbrarme a verla por periodos y en videollamadas que únicamente me hacen extrañarla más. Sé que ella está bien, y que no importa el tiempo que ella pase sola, encontrará la manera de no aburrirse y de hacer cosas que le agraden. Por otro lado, está mi mundo, que por lo que veo la está alcanzado rápidamente y no quiero que la hiera. Leo de nuevo las r************* y empiezan a surgir los comentarios sobre Valle, sobre su ropa, su cuerpo, su actitud. Hay positivos y negativos y aunque sé que a ella no le importa mucho, yo no quiero que pase a mayores. Desde que nos casamos, mis admiradoras han hablado, diciendo que no les agradaba que me hubiera casado con ella. No me importa, yo la amo, pero al final de cuentas el anonimato da valor para decir lo que sea y ella podría salir lastimada. Le prometí que la protegería y eso haré, sin embargo, no sé hasta que punto pueda hacerlo. *** Horas después me encuentro en la camioneta lista para ir a las juntas de hoy. Muero de sueño y estoy cansado, pero al pensar en la plática que tuve con Valle en la noche, me hace sonreír. No cabe duda que por ella he perdido hasta el sueño. Me siento en la parte de atrás y me acomodo para tratar de dormir un poco, pero en seguida Sam se sienta a mi lado e interrumpe mis planes. Afortunadamente, donde vamos es bastante cerca y no tendré que estar encerrado por mucho tiempo con ella. — ¿Noche pesada? – me dice y yo solo la ignoro —, me hubieras llamado para conversar, yo no pude dormir tampoco. — Sam, lo que haga con mis noches es mi problema. — Antes no lo era, ¿recuerdas?, esas veces que nos pasábamos platicando todo el tiempo. — Pero ahora es diferente, debes entender eso. La camioneta arranca y por más que quiero dormir y relajarme, no puedo. La presencia de Sam se ha hecho motivo de tensión y ahora he perdido todos los ánimos que tenía. — Me enteré de que quieres que busquen a mi reemplazo Diego— me comunica Sam, molesta. — Sí, he pedido que empiezan a buscar a alguien que haga tu trabajo. Mi relación personal te está afectando y eso afecta tu trabajo. — Tu esposa me amenazó, ¿sabes? Me dijo que tengo que caerle bien para mantener mi trabajo, ¿cómo se atreve? — No te amenazó, solamente te dejó las cosas claras y como te digo, si no puedes trabajar con la idea de que estoy casado, puedes ir buscando otro trabajo. — ¡Cómo te atreves a decir eso! — Expresa, elevando la voz. — Sam, por favor. — Soy tu mejor amiga, ¿sabes? No puedes desecharme como si fuera basura, puedo seguir las reglas, puedo hacer lo que me pidas, pero no me puedes dejar ir Diego, yo tengo todos tus secretos, ¿sabes? — ¿Me estás amenazando? — respondo de inmediato. — No, pero te estoy advirtiendo que si tratas de alejarme puedo ser una bomba de tiempo o qué, ¿Valle ya sabe de tu otra relación?, ¿la de la mujer del champú de tu piso?, la que dejaste después de que regresaste de Estados Unidos porque "Te habías enamorado" de otra. ¿Ella sabe que vive en el piso arriba del tuyo?, ¿qué no eras del todo soltero cuando la conociste? Cierro los ojos buscando la calma, no es que Sam me tenga en sus manos, pero en verdad tiene muchos secretos que yo le he contado y que sé en algún punto pueda usar en mi contra – Sam, eso no le incumbe a Valle ya, ¿entendido? — Aplicarás la de "Lo que no es un tu año" qué hipócrita. — Mi relación con Valle es mía y de nadie más. No des por hecho que sabes todo sobre mí, la persona que más me conoce es ella, y yo discutiré los temas que se me peguen la gana con mi mujer. El silencio vuelve a reinar y todo se tensa, incluso el chofer ha apagado la música, Sam me sigue viendo y yo trato de ignorarla.— Esa mujer te ha puesto en contra mía. Desde el momento que la conocí supe que era mala influencia. — Basta Sam, estás aquí, no porque yo quiera, ¿recuerdas? Pero te estás yendo por caminos muy peligrosos que no te conviene recorrer porque acabarás mal. — ¿Ahora esa es una amenaza?— me responde de inmediato. — No, no es una amenaza, simplemente que si vamos a seguir trabajando juntos quiero que esto se tome estrictamente profesional. Ya no puede haber una amistad entre nosotros, tú eres mi asistente y hasta ahí llegó tu papel, ¿entendido? La camioneta se detiene y veo que ya me están esperando. Me arreglo un poco antes de salir y bajo la mirada atenta de Sam. Antes de que la puerta se abra escucho su voz.—¿Valle sabe que dejaste a tu ex plantada en el altar por irte a revolcar con ella?, que ese es el verdadero enojo de algunas admiradoras tuyas y que te hayas casado a escondidas en Las Vegas. Trato de no seguir escuchando a Sam y me distraigo tratando de buscar unos papeles, pero, me es imposible. ¿Recuerdan cuando dije que mi mundo era cruel y que no quería que la lastimaran? Al parecer el primero que lo hará seré yo, si no pongo las cosas en claro con Valle. Tengo que decirle la verdad y planeaba hacerlo en Estados Unidos, pero después de todo lo que pasamos y el disfrutar de mi anonimato pasó a segundo plano y ahora, la verdad, me golpea en la cara. Se lo tengo que decir de inmediato, no por los rayos que sé que me caerán, sino porque tengo que evitar a toda costa que Sam se lo diga para vengarse y eso por nada del mundo se lo voy a permitir. Yo amo a Valle, y si no hay confianza, no puede fluir el amor.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR