Una semana más tarde, mi vida con Malena cambió por completo, cuando volviendo de un encuentro fugaz con Eva, pues apenas tenía media hora para escapar de Martín esa tarde, volví a casa y una vez más la encontré llorando. Pero aunque la culpa y lo sucedido con Sofía siempre me hacían pensar que se había enterado de todo, esta vez, era diferente. Su llanto no era de dolor y tristeza, sino de alegría… Franco - ¿Qué pasa, mi amor? (abrazándola fuertemente, al tiempo que besaba su cabeza) Malena – Es que… (Girando para pararse y abrazarme)… Franco - ¿Qué es esto? (tomando la caja que depositaba en mis manos) Malena – Tengo un atraso como de diez días… Franco – Pero… (Comenzando a llorar yo también, sin dejar de alternar mi mirada entre sus ojos llorosos y la caja que tenía en mis ma