Me sabía el camino hasta su trabajo de memoria, pues había tenido muchísimas reuniones allí en el último año. De hecho, hasta por cosa del destino no nos habíamos conocido antes… pues según los cuentos de Joaquín, Malena es tan eficiente que es como su mano derecha, y todas las veces que estuve por aquí, ella se encontraba de viaje, representado a la empresa y manejando todo remotamente, por teléfono. Era muy querido en ese lugar. Tanto, que preferí no entrar para no quitar tiempo de mi salida con ella saludando a todas las amables personas que trabajan allí, aunque a la mayoría las había visto en la fiesta de la noche anterior. Como llegué algo temprano, le avisé por mensaje que estaba fuera, pero que no tenía ningún apuro… aunque era un decir, pues realmente tenía un irreconocible dese