Luis se quedó unos minutos parado frente a la puerta. Instantes después, volteó y caminó hacia su lugar en el escritorio…
Luis Fernández Secco – ¿Estás bien? (tocando mi hombro al pasar por mi)
Franco – Si… es normal su reacción, lo acabas de dejar sin empleo.
Luis Fernández Secco – Pfff… ¡Qué va! Desgraciadamente a Martín solo le importa el dinero y el estatus que perderá con estos cambios… ¡Ese no es tu asunto! Esta decisión ni fue tuya ni depende de ti…
Franco – Solo quería intentar ayudarlo a cambiar y que pudiera mantener su puesto de trabajo aunque fuera…
Luis Fernández Secco – Él solo se ha cavado su propia tumba y eso siempre lo he sabido, también su padre. Esta decisión ha sido de los dos, y no me ha pesado en nada. ¡Martín no es la clase de trabajador que quiero en este Estu
