Capítulo 63

1246 Palabras

Al golpear la puerta de la oficina de Luis y ser invitado a entrar, pude ver la cabellera rubia de Martín frente a mí. Él estaba allí, sentado de frente al jefe, apoyando su mentón y su mano derecha en el posa brazos de la silla. Luis Fernández Secco - ¡Pasa! No necesitas golpear, Franco… ¡Eres mi mano derecha y socio de este Estudio a partir de hoy! (invitándome a sentarme al lado de Martín extendiendo su mano) No entendía qué estaba pasando, ni por qué él estaba allí, pero sin dudas, Luis quería humillarlo. No era necesario recalcar mi nombramiento delante suyo, desde mi punto de vista. Además, él estaba claramente ofuscado, no me miraba e intuía que no era solo porque sabía del amor clandestino entre su mujer y yo, porque de eso hacía casi tantos años como los que llevábamos trabajand

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