Capítulo 4

1481 Palabras
Nos debemos haber llevado por delante una infinidad de elementos, pues entre la locura de las constantes paradas para besarnos, la pasión contenida por tanto tiempo, y las cervezas que habíamos ingerido, en lo único que podíamos pensar era en llegar a la habitación y entregarnos mutuamente a disfrutar plenamente del deseo y la pasión que dominaba por completo nuestros cuerpos. Eva se quitó la chaqueta apenas abrió la puerta de su habitación, todavía decorada con láminas de actrices y actores de una serie de televisión que le apasionaba pero que en ese momento no pude distinguir, pues en una fracción de segundo, cuando volteó a cerrar la puerta, me aprisionó junto a ella y se deshizo también de mi chaqueta y de mi camiseta. Se separó unos centímetros para observar por primera vez mi torso desnudo y la vi sonrojarse, pues no había tenido muchas experiencias hasta el momento, sin embargo, entre lo que me confesó tiempo después que sentía por mi y la seguridad que el alcohol le había proporcionado, parecía una experta total en el asunto. Y yo también… tímido de nacimiento, al verla sonrojarse de tal manera sentí que necesitaba mostrar yo también un poco de seguridad en el tema y di muy rápidamente los cinco pasos que me separaban de ella hasta tomarla por la cintura y levantarla en el aire de manera que pudiera, cómodamente, colocar sus piernas alrededor de mi cintura. Eva estaba aferrada con ambos brazos a mi cuello y mientras yo besaba el suyo como si fuera el último día de mi vida y terminaba de excitarme al sentir su piel tan caliente como la mía y al escuchar los gemidos que poco a poco comenzaban a salir de su boca, desprendí los botones que ajustaban su vestido corto de color azul Francia a su espalda… Pero quería eternizar un poco más ese momento previo al se. xo, así que volteé y la coloqué apoyada contra la pared, y mientras nos besábamos apasionadamente una vez más, yo acariciaba sus piernas, al tiempo que ella enredaba sus dedos en mi cabello, aferrándose fuertemente a pesar de que estaba completamente segura de que no iba a dejarla caer y tampoco pensaba soltarla, si era posible, nunca en lo que me quedaba de vida. La falda de su vestido se deslizaba hacia arriba con cada caricia que le propinaba a sus hermosas y tonificadas piernas, y cada vez podía sentirla más empapada sobre mi, lo que me volvía cada vez más loco por ser capaz de poder generar todo eso en ella, y me daba ganas de continuar. En una fracción de segundo más, la coloqué en el piso. Yo miraba fijamente cada una de sus reacciones y ella apenas podía mantener los ojos abiertos, pero su respiración agitada me indicaba que estaba disfrutando de todo aquello, tanto como yo. Con un simple movimiento, logré que las tiras de su vestido se deslizaran por la tersa piel de sus hombros y de sus brazos y este cayera al suelo, dejándola solamente en ropa interior ante mi. Por esa fecha, la gran luna estaba en la ciudad de Madrid y la orientación de su habitación sumado a que las cortinas púrpura que tenía estaban abiertas, hacía que la luz natural que entraba por la ventana fuera tanta como para disfrutar completamente la vista de su espectacular cuerpo sin necesidad de encender la luz artificial, y eso le daba un marco más que romántico a aquel momento que sin dudas, los dos recordaríamos por el resto de nuestras vidas. La yema de los dedos medio e índice de mi mano derecha abandonaron su mejilla izquierda para bajar delicadamente por su cuello y rozar la parte superior de uno de sus pechos… Fue en ese momento que por fin pudo abrir sus hermosos ojos y, con ellos como dos de oros, mirarme con la misma lujuria que yo la estaba mirando a ella. Eva estaba dispuesta a todo y yo también. Como por acto reflejo, rápidamente se quitó las dos pequeñas prendas que todavía la cubrían y yo hice lo mismo, aunque con más torpeza, con mi pantalón y mis bóxers, sin dejar de contemplarla ni un solo instante.  La tenía completamente desnuda ante mi. La tenía desnuda ante mí y solo para mí, aunque todavía no era consciente realmente de lo importante que sería más adelante para mí, tenerla efectivamente desnuda y solo para mi por tiempo indeterminado. Nos acercamos y, acariciándonos mutuamente aunque casi sin darnos cuenta, caminamos hasta la cama hasta dejarnos caer delicadamente lentamente sobre ella, al tiempo que continuábamos con nuestros besos apasionados… Franco - ¡Me encantas, Eva! (mientras intentaba tomar un poco de aire, al tiempo que besaba su cuello como un loco, mientras dos de mis dedos entraban delicadamente en su interior una y otra vez) Eva - ¡Tu me encantas! (gimiendo de placer, encorvando su espalda y haciéndome viajar todavía más a la locura) ¡Me vuelves loca, Franco! ¡Necesito sentirte más aun! (buscando mi rostro para mirarme fijamente) ¡Ya hazme el amor y no pares, por favor! ¡Apiádate de mi! (dándome un tierno beso) Franco – Espera… (sonriendo y mirándola fijamente a los ojos) tenemos tiempo. Quiero verte  disfrutar a ti primero… Eva – Pero no es justo… (Cerró los ojos nuevamente mientras intentaba, aunque sin éxito, evitar que un nuevo e intenso gemido se escapara de su boca) Franco – Shhh… ¡despertarás a los vecinos! (sonreí) disfruto muchísimo de verte así, junto a mi… entregándote a mi y disfrutando del placer que solamente yo puedo darte… Seguí con los movimientos de mis dedos en su interior, hasta que la sentí temblar al llegar a un climax como el que nunca había sentido en una mujer en mi vida, y como nunca volví a sentir en alguna otra que no fuera ella por mucho tiempo. Pero no me detuve… realmente me generaba muchísimo placer saber que era yo el causante de ese estado en el que se encontraba, y que no era capaz de controlar… luego de besarla una vez más, comencé a bajar con mis besos por su cuello, y tras hacer que mi lengua jugara con sus pezones haciendo ochos por un buen rato, seguí deslizándola lentamente hasta su ombligo… Eva me agarró del pelo con tanta fuerza que me apartó de ella, y al mirarme con su rostro completamente extasiado y deseoso de acabar por fin con aquella agonía, casi logra que cambie de opinión… ¡Pero me resistí! Franco - ¡Oye! (levanté la cabeza y la miré) Dije que tu primero… (sonreí y seguí en lo mío) Eva – ¡No se vale! (esta vez apoyándose con los codos en la cama para poder tener una mejor vista de lo que estaba sucediendo)… ¡Se que tienes tantas ganas como yo! ¡Por favor, Franco! No le respondí. Solamente seguí mi camino hasta su parte íntima, que momentos antes había explotado de placer ante los movimientos de mis dedos, e introduje mi lengua de tal manera que no le quedó más opción que dejar que su cuerpo se desplomara sobre la cama, obligándola a aferrarse a las sábanas con ambas manos… Esa noche fue la primera de muchas noches en las que su deseo se vio potenciado por la fuerza de mis decisiones… pues nos complementábamos de tal manera, que ambos podíamos saber lo que el otro quería hacer, pero los dos acabábamos en el punto medio de disfrutar primero viendo disfrutar al otro, y luego haciéndolo juntos hasta acabar juntos. Mientras su espalda se encorvaba una y otra vez ante los movimientos de mi lengua en su vul. va, Eva se aferró a mi cabello una vez más… ya no tenía forma alguna de controlar su cuerpo y yo sentía que tampoco era capaz de hacerlo con el mío, aunque intentaba continuar eternizando ese momento previo. Una vez más llegó al clímax y fue en ese momento que me coloqué sobre ella y la pe. netré, justo en el instante en que se aferraba a mis hombros y nos mirábamos a los ojos una vez más, sonriendo y entregándonos, ahora juntos, al placer. No fui capaz de contar las veces que acabamos los dos, juntos… solo puedo decir que nuestros cuerpos se respondían y complementaban de tal manera que, no solamente parecía que se conocían desde hacía años, sino que disimulaban y muy bien la falta de experiencia que teníamos los dos en esos momentos. La pasión y el deseo que nos teníamos mutuamente, nos hacía apelar al instinto para complacernos  una y otra vez, algo que parece dicho muy a la ligera, pero que con el tiempo cobraría un significado mucho más real y hasta peligroso.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR