Capítulo 5

1011 Palabras
El canto de los pájaros en la ventana de la habitación nos sorprendió a la mañana siguiente, juntos, abrazados, y muy felices al recordar lo sucedido la noche anterior. Eva estaba apoyada en mi pecho y lo primero que hizo fue recorrerlo besándolo tiernamente, mientras yo abría los ojos y pensaba algún saludo de buenos días coherente, pues era hora de enfrentarla y de disfrutarla sin la fuerza que el alcohol me había dado la noche anterior. Debía comenzar a dejar mi timidez de lado… Franco - ¡Buenos días, preciosa! (besando su cabeza, al sentir sus labios recorrer mi pecho) Eva - ¡Buenos días! (levantando su cabeza y buscando mi boca para besarla tiernamente) Franco - ¿Estás bien? (asintió, al tiempo que se colocaba sobre mi mientras me miraba fijamente y mostraba su sonrisa más pícara) Veo que no te cansas… (besándola apasionadamente, al tiempo que sentía como mi pe. ne, ya completamente duro, comenzaba a entrar y salir de su va. gina una vez más con un rápido movimiento de sus caderas, volviéndola loca… volviéndome loco) Eva - ¡Es que me encantas! Dijo besándome una vez más y volviendo a colocarse con la espalda perpendicular a mi cuerpo, acelerando los movimientos sobre mí, mientras cada tanto intentaba acariciar suavemente mi pecho, poniendo especial atención en mis pezones y volviendo luego a su posición, desde la cual yo tenía una vista espectacular del vaivén que sus pechos hacían al ritmo del de sus caderas sobre mi miem. Bro, y del efecto que su cabello despeinado le generaba a su rostro cada vez más sudado. Cuando acabamos se dejó caer delicadamente sobre mi. Colocó sus brazos alrededor de mi cabeza y nos quedamos largo rato abrazados, primero intentando recuperar la respiración y después, hablando de cómo nos conocimos y de cómo nos enamoramos a primera vista. Le confesé que en realidad yo no creía en ese tipo de amor. Me confesó que ella tampoco, pero que apenas me vio se dio cuenta de que deseaba que me acercara a ella e intentara iniciar algo como lo que ahora teníamos y que, con una gran base en la amistad que habíamos utilizado como escudo durante los meses que habían pasado, tenía muy buena pinta. Eva - ¿Qué fue lo que se te pasó por la cabeza en ese momento que me viste entrar a la Universidad por primera vez? (sonriendo, mientras me miraba fijamente y acariciaba mis mejillas) ¡Se sincero, por favor! Franco - ¿Cómo no serlo? No tengo motivos para mentirte… (Rozando delicadamente sus hombros desnudos con la yema de mis dedos, mientras aprovechaba para besarla luego de cada frase) ¡Pensé que había visto un ángel! (sonrió) Volteé a verte para ver si eras de verdad, si no te había soñado… (Sonreí yo) Eva – ¡Estás loco! Ni soy un ángel ni sé qué puedo tener para que un chico tan bueno como tú se haya fijado en mi que no pudieras encontrar en cualquier otra chica… Franco – Pues de los dos creo que sería yo quien podría no merecerte. Eva - ¿Qué dices? (chocando su nariz contra la mía) Franco – Soy un simple chico, que toda la vida ha tratado de progresar  en su vida, que gusta de perderse entre los libros y que de repente se enamoró a primera vista de un ángel como tu… (intentó hablar, pero la silencié colocando mi dedo índice sobre sus labios) y que de repente se despierta en tu cama, contigo usando mi pecho de almohada y sin comprender qué me has visto tu a mi… y por momentos hasta sin saber qué hacer para que te quedes a mi lado para siempre. Sin dudas, otra expresión de deseo que de un joven como yo a una joven como ella, podría parecer dicha a la ligera… una expresión de deseo basada en la pasión y en la creencia primaria de un amor a primera vista que nos había sorprendido a ambos, pero que con el correr del tiempo cobraría muchísima importancia. Eva – Yo también soy una chica común, Fran… (sonrojada y tratando de besarme suavemente para que no le contestara) Franco – Común, lo que se dice común no eres. ¡Eres el sueño de cualquier chico, Eva! Eva - ¡No digas tonterías! Tu porque estás como un loco enamorado (sonrió). Pero yo no tengo absolutamente nada de especial (intentando cubrir su rostro con ambas manos) Franco - ¡Eso es lo que crees tú! (volvió a sonreír, haciendo que mi corazón volviera a dar saltos en mi pecho) Eres completamente increíble, Eva… además de bella, inteligente, dulce y tierna… (me besó) Eva – Te aseguro que exageras… Franco - ¡Claro que no! Es lo que pienso en realidad… (sonreí) ¿Y tú? (descubriendo su rostro para besarla nuevamente) ¿Qué pensaste ese día cuando entraste a la Universidad con tus amigas y me viste ahí sentado mirándote como un tonto enamorado? jajaja Eva – No sé lo que pensé. Solo sé que vi tu sonrisa y tus ojos mirándome fijamente y casi tropiezo con un escalón al voltear a verte. De haber ido sola te habrías reído muchísimo de mi torpeza… (completamente sonrojada por aquella confesión) Franco - ¡No sabía eso! Jajajaja me río ahora, pero no por tu torpeza sino porque si eso hubiese pasado realmente habría ido corriendo hacia ti para levantarte del suelo y besarte… (la besé una vez más) Eva - ¿De verdad habrías sido capaz de hacer eso? (mirándome fijamente) Franco – De verdad, Eva… (Acariciando su nariz con mi dedo índice) habría dejado toda mi timidez de lado por ir a rescatarte… Eva - ¡Me encanta estar entre tus brazos! Quisiera estar así por siempre… Franco – Siempre me tendrás contigo… (La besé) Siempre estaré para levantarte del suelo si te caes (nos reímos, antes de besarnos otra vez)
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR