Eva Me conocía y me daba un poco de temor no ser capaz de mantenerme en silencio al llegar a un climax al que sabía que llegaría porque cualquier encuentro real y virtual con Franco, me hacían alcanzarlo… así que procurando concentrarme en morderme los labios para contenerme, acepté. No solía decirle que no a ninguna ocurrencia se. xual que él tenía, como tampoco lo hacía él conmigo… así que allí estaba, bañándome para él, que me miraba desde Munich a través de la pantalla de su móvil… ¡Bendita tecnología que nos permite encontrar la manera de estar cerca a pesar de la distancia! En mi mente se repetían muchas de las escenas que habíamos recreado juntos desde el primer día que unimos nuestros cuerpos y con las cuales podría escribir más libros que la propia autora de las 50 Sombras de