Porque no podía haber otra explicación… ¿O sí? ¿A caso podía ser cierto que prefiriera irse a Cádiz a celebrar su pleno de éxito laboral con esa mujer a la que yo sabía que no amaba y no quedarse disfrutando en Madrid conmigo? No me entraba en la cabeza y él no me estaba dando la explicación que necesitaba y me merecía… ¿o no? ¿Acaso me estaba haciendo lo mismo que yo hice con él en la Universidad? Le escribí cientos de veces durante los meses siguientes y nunca me respondió. Lo llamé en otras tantas ocasiones y tampoco tuve respuesta alguna. Y en esa cárcel que siempre había llamado hogar y en la que me quedaba cada vez menos tiempo de estadía, aún antes de lograr venderla, cada vez estaba todo más complicado porque Lara ya era consciente de que nuestras vidas iban a cambiar en todo sen