Capítulo 31

2401 Palabras

—Es un lindo día—expreso la condesa de Yhules mirando por los ventanales del pasillo mientras caminábamos hacia el jardín. Cada paso que daba hacia ese lugar solo me recordaba mi propia miseria porque se suponía que tendría la desgracia de almorzar en el jardín con el zar de Cromenia como lo dictaba el protocolo, de todas las reglas que existían en ese lugar aquella me había resultado de lo más desagradable, de haber tenido opción hubiese preferido pasear con cerdo y dedicarle toda mi atención a ese animal que, al zar, aunque probablemente entre el animal y él no había mucha diferencia. —Supongo— bostecé. Me había trasnochado con la esperanza que después del banquete, William llegara a la habitación y aunque lo espere hasta la madrugada él no llego, sufrí pensando en que tal vez él habí

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