Al día siguiente: 31 de diciembre Olvidaba lo hermoso que era amanecer, una mañana de diciembre en Miami, lo mucho que me gustaba poder salir al balcón y saber que no moriría de frío a pesar de que es pleno invierno. Observó la increíble vista que hay desde aquí y las memorias de cuando me quedaba leyendo por horas aquí afuera vienen a mi mente. Me apoyo sobre la baranda y dejó que el viento sople en mi cara. La tela de mi corto albornoz se mueve y debo amarrarla un poco mejor. –Me gustaba lo que estaba viendo. — Me sorprende su voz y al darme la vuelta, le veo saliendo de la habitación. Río ante su comentario y lo miro de pies a cabeza. Que guapo que se ve en bóxer... agradezco que no tengamos vecinos pegados a nuestra casa porque de seguro sería un espectáculo. —¿Cómo has amanecido?—