30 de enero. Madrid España Regresar de nuestro pequeño paréntesis en Málaga ha costado un poco más de lo habitual; nuestras obligaciones nos han obligado a estar prácticamente todo el día separados y yo lo extraño como una loca. Consulto una vez más el reloj y creo que ya es hora de llamar a mi madre y decirle que Gael y yo nos casamos el 9 de Julio; de seguro se pondrá muy feliz. Me levanto de mi silla, voy hacia la puerta de la oficina, la cierro, y regreso a mi lugar para luego llamarla por video llamada a través de mi móvil. El sonido de la llamada conectándose hace que mi corazón lata a mil por hora, estoy muy nerviosa... —¡Hija!— Responde de inmediato y el verle sonreír ya me hace relajar un poco más. —Hola má, ¿Cómo estás? ¿Qué hacen? — Pregunto al ver que están en la playa. —