Madrugada de 25 de diciembre Él abre la puerta de su piso mientras me besa apasionadamente y rodea mi cintura con uno de sus brazos, yo sostengo la bolsa con los regalos con una de mis manos y mi otro brazo rodea su cuello. Hemos bebido unas cuantas copas de champán y creo que estamos un poco más animados de lo usual porque no podemos parar de reír entre un beso y el otro. Entramos al piso y prácticamente dejo caer la bolsa sobre el suelo, mientras que con la ayuda de mi pierna cierro la puerta. –Te amo.— Me dice sobre mis labios y sonrió. —Yo más a ti, quiero que abras tu otro regalo, pero estar contigo besándome así me cuesta mucho.— Confieso y muerde mis labios. —Dime que es...— Me pide enredando sus dedos en mi cabello. Sonrió de lado y luego muerdo mis labios –Algo para que n