— Aléjate — le chilló Elena, que más que por una irritación, fue por un sentir de vergüenza mientras transitaban la calle poblada por otras personas que de vez en cuando reposaban su mirada en el par de jóvenes que caminaban gritando y tocándose. Vincent soltó una risita juguetona, y atraído todavía más por la actitud reacia de Elena, colocó su brazo alrededor del cuello de la chica dejando caer su peso sobre el de ella. — ¿P-por qué eres tan fastidioso? — chillaba Ela. — Porque así me quieres — sonrió Vincent, dándole un suave beso en los labios. Elena se sonrojó ante esa dulce realidad, y rendida ya por la actitud juguetona de Vincent, se permitió caminar juntos, rodeados en ese contacto, mientras charlaban de sus aventuras durante sus clases de manera animada. Se habían desviado