Apenas era el comienzo de la estúpida celebración para Elena, el comienzo de un nuevo día. Vincent se acercó hasta ella, mientras ésta ocultaba el rostro nuevamente con sus manos, espantando rápidamente la patética imagen que debía de tener después de haber llorado. — ¿Qué haces aquí? — susurraba Elena, como si le hubiera molestado verlo. — Te hubieras quedado allá con esa persona, celebrando juntos... — pero su intento de esfumar la entristecida imagen falló, porque nuevamente su voz quebró y comenzó a sollozar. Sintió algo cálido que le rodeó el cuello, y levantando la mirada distinguió la bufanda que hacía segundos estaba sobre Vincent, pero que ahora estaba siendo colocada para protegerla a ella del frío. — Sólo a una estúpida se le ocurre salir a la calle así — regañó, al ver que