–Dominic, ya tengo que irme – dijo Abigail con la voz pastosa. Dominic se acercó un poco más a ella y la aprisionó con su brazo. –No quiero que te vayas. Ella abrió los ojos y entonces soltó una risa tontarrona, ¿Quién era ese Dominic que le hablaba como si fuera un niño malcriado? –Tengo que irme, voy a llegar tarde – susurró, aunque la verdad era que ella tampoco quería levantarse de esa cama que estaba compartiendo con aquel hombre. –Por un día que no vayas a la universidad no va a pasar nada – él acarició con sus dedos el costado del torso de Abi haciendo que a la chica se le pusiera la piel de gallina. –Estoy en finales, no puedo faltar – le recordó. Dominic soltó un gruñido, no quería moverse, no quería que ella se fuera, esa era la mejor mañana que había tenido en mucho