A pesar de la situación y lo tenso que había sido todo el momento, Abigail no había podido evitar soltar una carcajada en cuanto el decano de la facultad salió de la oficina del hombre. –¡Dios mío! Nunca había tenido tanto miedo por un condón – dijo, mientras seguía burlándose, la chica se agarró la barriga que le dolía a causa de la risa, y entonces centro su atención en Gabriel que estaba estupefacto en su escritorio Abigail dejo de burlarse y se limpió las lágrimas involuntarias que estaban saliendo de sus ojos – ¿Qué te pasa? – le pregunto a Gabriel. –No entiendo cómo es que no te das cuenta – él negó con la cabeza. –¿Que? ¿De qué es lo que no me doy cuenta? – la sonrisa desapareció del rostro de Abigail, a quien por un momento se le habían olvidado todos sus problemas. –Abiga