Allí en medio de una isla completamente paradisiaca en la que Abigail estaba perdiendo la cordura, la chica bajo la cremallera de los pantalones que Dominic estaba usando, sacó su m*****o que se encontraba completamente erecto por la anticipación de lo que iba a suceder a continuación y entonces lo masajeo suavemente con su mano. –¡Oh por Dios, Abigail! – gruño él, mientras ella seguía masturbándolo – no te detengas – le pidió. Abigail vio los ojos de Dominic, vio su cara de placer y entonces se detuvo, esos eran los únicos momentos en que le gustaba llevarle al contrario al hombre. Dominic agarró con más fuerza aun la cabeza de la chica y entonces ella le dio un lengüetazo a su m*****o caliente, la chica sonrió mientras Dominic gemía de placer y movía la cabeza para atrás. –¿Te gust