–¡Joder! – gruño Dominic dándole un golpe fuerte al volante de su Ferrari rojo, lo tenía harto toda esa situación, se sentía frustrado, jodido, fastidiado, y sabía que lo peor de todo el asunto era que él tenía la culpa de absolutamente todo lo que Abigail había dicho, él se había comportado como una bestia, él había golpeado a aquel hombre en cuanto se había enterado que se había acercado a Abigail y por si fuera poco, había sido él quien le había dado la orden a Jack de que se encargara de Gabriel. Esa jodida y endemoniada orden con la cual Jack hizo lo que se le dio la gana, pero por supuesto eso era algo que a Abigail no le interesaba, a ella no le interesaba saber que su intención jamás fue matar a Gabriel. Aunque pensándolo bien, Dominic no podía engañarse a sí mismo y mentirse dic