Levai pone el collar en mi mano y yo puedo sentir el poder surgir desde el centro de mi pecho. Ayra se acerca a mi y ruge llamando mi atención.
—Vamos linda, vamos a darle una lección. –le digo a Ayra quien camina junto a mi.
Al salir del refugio puedo ver a Adriá flotar sobre mi, baja de a poco hasta llegar a mi.
Me mira fijamente mientras sonríe, se relame los labios como un gato después de comerse a su presa.
—Majestad, siempre es un gusto volver a verte. Debo confesar que yo esperaba que estuvieses muerta o algo así pero me doy cuenta de que no es así.
»Aunque no lo creas me alegra verte con vida por que entonces acabar con todo lo que amas no tendría sentido y seria más que aburrido. –dice y llega hasta mi, a centímetros de mi cuerpo.
»Adoro como luces hoy, si yo no supier
