La recepción es encantadora y la manera en que Celia convirtió el salón luego de la ceremonia no tiene precedentes. En medio de la pista de baile disfruto de estar con mi marido. Y esta vez sí es real. —¿Feliz? — pregunta de repente. —La más feliz—, replico antes de lanzar un suspiro de satisfacción. Lo miro unos segundos y este se inclina un poco antes de susurrar: —¿Crees que tenemos que quedarnos por más tiempo o podemos escabullirnos a nuestra habitación? — bromea. —No sé. — Me rio ante su impaciencia —Creo que se supone que debemos esperar que sirvan la comida y cortar un pastel. Hace una especie de mohín. De repente sus ojos se iluminan. —¿Trajiste tu bolsa de maquillaje? ¿Eh? Ahora estoy un poco confundida. —Está en la habitación, ¿por qué? —Porque tengo muchas ganas d