—Pero, ¡si es mi cuñado favorito! —canta Jimena cuando entramos a su consultorio al día siguiente. Ayer fue difícil, pero hoy el sol ha salido para nosotros y puedo ver que ambos estamos tirando al mismo camino. Que Ian esté aquí, es un milagro. —Jimena, soy tu único cuñado —escucho a Ian que le dice cuando la saluda. —Bueno, en eso tienes razón porque Patrick… —niega —… él es un caso perdido. Su tono es bromista y encantador. Sus ojos se posan en mí y me ve con alegría antes de acercarse y envolverme en un cálido abrazo. —Me da gusto verte aquí —me da un guiño cuando se aleja. —Bien, supongo que viene por la operación que pienso hacerle a Brooke. — ¿Qué? El tono de Ian es frío y serio. —Sí, ¿no te dijo que le haré unas tetas fabulosas? Pongo los ojos en blanco y ella se ríe de