María Abro los ojos y miro a Max a mi lado con sus brazos aprisionando mi cuerpo, ayer estaba tan cansada que ni siquiera escuche cuando llegó, me levanto y entro al baño, tal vez solo soñé todo lo que pasó, Miro a Max parado en la puerta con su cautivadora sonrisa robándome el aliento — Buenos días – dice y se coloca tras de mí, me besa el cuello y después los hombros, cierro los ojos al sentir sus labios en mi piel — Buenos días – digo casi sin aliento, él sonríe con sus labios pegados a mi cuerpo y me jala a la regadera, yo solo dejo que mi príncipe azul haga de mi lo que quiera. Llego a la oficina, Max fue a ver a su papá porque lo mando a llamar, así que me toco venirme sola, me siento frente a mi escritorio y enciendo la computadora, miro a Jiménez, el jefe de recursos humanos, c