[KIAN]
Al día siguiente: 14 de mayo
Caeli duerme a mi lado, con una mano sobre su vientre. La observo unos segundos, tan tranquila, tan hermosa, que me cuesta imaginar el torbellino que hay detrás de todo esto. La amo, eso lo tengo claro. Pero también sé que hay verdades que no pueden postergarse.
Respiro hondo. Me levanto sin hacer ruido, me pongo una campera gruesa y salgo al porche. El viento me golpea la cara con ese frío seco del otoño pampeano. Enciendo el teléfono, busco el número de papá y dudo apenas un segundo antes de presionar llamar.
—Mon fils —su voz suena con ese tono cálido que siempre logra calmarme—. ¡Qué sorpresa! Hace días que no sabíamos de ti.
Cierro los ojos y sonrío apenas.
—Lo sé, papá. He estado… ocupado.
—¿Ocupado? —interviene mamá, Cairo, en segundo plano
