[CAELI] Días después: 28 de junio La mañana empieza con ese cielo claro que solo tiene el invierno pampeano. El aire es fresco, pero el sol calienta lo suficiente como para dejar las ventanas abiertas. Desde temprano, todo en la estancia se mueve con otro ritmo: los empleados cortan flores secas, Augusto prepara el asado, y Kian va y viene entre los corrales y la casa. Hoy llegan Cairo y Olivier, sus padres. Y por más que intento mantener la calma, no puedo negar que estoy nerviosa, no sé si en algún momento me dejare de poner nerviosa. Es extraño —pienso mientras acomodo los últimos cojines del living—, pero tenerlos cerca me hace sentir protegida. Durante las semanas que pasaron desde su visita anterior, Cairo y yo hemos hablado casi todos los días por videollamada. De vestidos, de

