[CAELI]
Al día siguiente: 31 de Mayo
El amanecer llega despacio, con ese tono dorado que parece curarlo todo por unos minutos. La luz se filtra por las cortinas, extendiéndose sobre las sábanas desordenadas, sobre la madera del piso, sobre mi piel. Afuera, los gallos ya han cantado y el aire huele a tierra mojada, a leña vieja, a calma.
No sé si dormí realmente. Creo que pasé la noche entera entre sueños a medias y pensamientos que iban y venían, pero esta vez no hubo miedo. Solo la sensación constante de sus brazos alrededor de mí, de su pecho detrás del mío, de su respiración acompasada rozando mi cuello.
Kian duerme todavía. Tiene el cabello alborotado, el rostro tranquilo, y los labios entreabiertos como si incluso dormido quisiera seguir hablándome. Me quedo mirándolo un rato. No
