Nunca había pisado un hospital como este, es pequeño y encontrar a quien buscas no es muy difícil. Lo que sí es difícil es verla a ella tan triste, solo esta sentada en una solitaria silla en el vacío pasillo y llora sin cesar. Evidentemente las noticias no son buenas, y lo único que puedo hacer es acercarme y agacharme frente a ella. —¿Qué te dijeron? —pregunto casi en un susurro. —Ya no hay tiempo… pensé que los medicamentos le estaban ayudando, que el dolor disminuiría, pero ya no hay más nada que hacer —habla y vuelve a romper en llanto. —Caeli, ¿Qué es lo que tiene tu padre? —pregunto con muchísimas dudas ya que lo que menos quiero es que ella se ponga peor. Ella levanta su mirada mostrándome lo rojo que están sus ojos y se seca las lágrimas para poder verme. —Hace dos años le di

