[KIAN] Esa misma noche El hotel tiene esa luz cálida que hace que todo se vea más suave. Cuando entramos a la habitación después del recorrido por las cataratas, Caeli suspira como si soltara el peso de la caminata y el de la emoción acumulada del día. Yo cierro la puerta detrás de nosotros, pero me quedo quieto unos segundos mirándola. Tiene las mejillas encendidas por el sol y la bruma, el cabello un poco húmedo todavía y los ojos brillantes de tanto asombro. Y entonces me golpea esa sensación que me atraviesa cada vez más seguido: la certeza absoluta de que no quiero otra vida que no sea esta. Ella. Su vientre. Nuestra hija latiendo ahí dentro. El futuro que se abre delante de nosotros como el agua cayendo desde lo alto. Caeli se quita los zapatos, deja escapar un gemido suave de
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