—¿En que puedo ayudarle?—cuestiona mi padre mirándolo de arriba a bajo, con desconfianza.
En ese momento otros soldados entra a la casa, se pasean observandolo todo y me parece que comienzan a rodearlos, incluso mi hermana quien se levanta al ver a desconocidos entrar a la habitación, la obliga a volver a su lugar con cierta brusquedad.
—¿Qué significa esto?—reclama mi padre al ver lo irrespetuosos qué han sido con Angeline.
—Tranquilo—dice el hombre, pero sus palabras no me inspiran confianza, así que me levanto de mi sitio, entre asustado y nervioso. Quiero correr hacia las faldas de mi madre, pero el miedo me paraliza y solo me tapo la boca con la mano para evitar hacer algún sonido que me delate—hemos venido a entregarle esto personalmente, son órdenes directas de su majestad, Wilhe
