Luna Sentí el colchón hundirse, ese exquisito aroma golpeó mi nariz despertando cada uno de mis sentidos y sus cálidos labios tocaron mi frente y mi mejilla sacándome una sonrisa. -Hora de despertar hermosa- Me removí un poco entre las sábanas y la almohada, sentía el cuerpo pesado después de todo lo que hice ayer con Max, pero bien valió la pena. Abrí mis ojos encontrándome los suyos con esa hermosa sonrisa que me daba cada mañana. -¿Qué hora es?- -Son las nueve, quise dejarte descansar un poco más, ahora levántate que el desayuno está listo- Da una señal con su cabeza al lateral de la cama y veo la bandeja con el desayuno y una flor. -Cinco minutos más- dije con voz de niña. Estiré mi mano subiendo mis dedos por su brazo con picardía, nuestras sonrisas se ampliaron al percatarse