Junté mis labios suspirando nerviosa, parecía llevarme unos cuatro años pero estaba bien en forma, se veía muy joven, pero su mirada era de alguien maduro y de unos treinta, no podía asegurar nada. —Buenas tardes —murmuró rompiendo el silencio. —Buenas —saludé neutra. —. Yo iba al jardín —farfullé y sin esperar a que dijera algo me fui. Desde lejos la niña sonrió al verme llegando. Me senté a su lado y le serví jugo, me serví para mí y continuamos charlando. —¿Sabes bailar? —preguntó emocionada. Se paró y le quité el vaso para que no lo rompiera. —. Estaba en una escuela de ballet, pero por mi comportamiento ahora me dan clases en casa. —Eso no está bien —le dije, mirándola en regaño. Se encogió de hombros. —Lo sé, pero conseguí la atención de mi padre. Wow. —Bueno, también