Lo sé, y es la razón por la que seguimos aquí, de no ser porque lo nuestro fue más que química, más que atracción, dudo que hubiésemos llegado a tanto. Simplemente fue amor real. Tomo su rostro entre mis manos y empujo con mi mano su cabello hacia atrás, ver su rostro, contemplar sus ojos, es una bendición para mí, poder tocar su rostro, admirar, me llena. Coloca sus manos sobre las mías mientras me sonríe con amor. —Yo te amo más —le digo al fin. Sonríe mostrando los dientes y ladea la cabeza, sin apartar sus ojos de los míos, debo admitir que hasta yo me sorprendo de lo mucho que amo a ésta mujer. —Gracias por nunca dejarme —me dice, y siento la sinceridad en sus palabras. —Nunca —niego con la cabeza. —. Menos ahora. Un pequeño ruido en la puerta nos interrumpe, ambos giramos