Respiro, expulso aire por la boca, calmando mis adentros, asiento levemente con la cabeza y avanzo hacia las sillas para dejarme caer sobre una, no quiero que se nos escape de las manos esa felicidad, me frustra no saber qué está pasando, ¿cómo están? ¿Cómo está ella? Despacio la joven pasa a sentarse a mi lado, inclina las piernas y pega su espalda hacia a la pared. —¿Por qué no me dijo nada? ¿Por qué? —Simplemente quería hacerlo sola, no quería que vinieras a resolver los problemas de su familia, Lisbeth siempre ha sido así, tan independiente, inteligente y en ocasiones algo dura. —Pero, es algo que ambos anhelamos, ¿qué tiene de malo? —bufo, tapando mi rostro. El doctor viene del final del pasillo y con un asentimiento nos saluda, me mantengo en mi lugar para no volver a la rep