Gruño por lo bajo, porque pude haber tenido más tiempo si no me hubiese puesto en plan recordatorio y de masturbación.
Afortunadamente, a esa hora del día no hay mucho tráfico y pronto me encuentro cerca de la salida del hospital Hannover.
Salgo del auto, miro nuevamente el reloj y son las 6:58 am, justo a tiempo para verla salir como siempre.
Un grupo de médicos residentes salen por las amplias puertas de vidrio y retengo el aliento. Una chica… no, no es Leilah.
Ahogo mi desilusión, tratando de divisarla entre ese grupo de personas insignificantes para mí, cuando mi garganta se resiente un poco al ver al niño ese que siempre está detrás de ella y que para mi desgracia, ella no tiene la decencia de apartar.
Pareciera incapaz de pararle los pies y eso me preocupa.
No es como si t
