—¿Qué crees que sea peor? ¿Nacer sin punto G o que te dejen plantada en el altar? Pese a sonar lejana, la voz de Hillary logra traspasar la distancia y los muros que nos separan. Por un momento detengo mis manos sobre la gasa preguntándome si acaso la rubia habla en serio. O peor, si esa pregunta viene en el test que está leyendo en alguna revista. —Definitivamente: nacer sin punto G —apunta Lisa con despreocupación. Oigo el pasar de las hojas plastificadas y me doy cuenta que han comenzado a "mejorar" los cuestionarios del librejo de chismes. Por supuesto están pasando por alto que no es el mejor sitio para poner en balanza esas opciones, porque seguro se han ganado un par de miradas de reprobación de la dependiente que me espera tras la puerta. Empero, no las culpo: opino como ellas

