El deseo bulle como lava ardiente, recorriendo cada célula de mi piel, mi cuerpo entero reacciona ante el suyo pegado completamente, acoplándose a cada una de mis curvas. Gimo entrecortadamente cuando sus labios abandonan mi boca y recorren la delicada piel de mi mandíbula. Mis manos se aferran a sus anchos hombros y ladeo la cabeza sintiendo sus suaves labios recorrerme el cuello y luego su lengua probar cada resquicio de mi piel. Me recorre un escalofrío cuando sus manos vuelan hasta el cierre de mi vestido, bajándolo lentamente mientras su boca sigue pegada a mi piel, que empieza a arder ante sus caricias. Con agilidad suelta el ganchillo de mi sujetador, liberando mis pechos que se sentían aprisionados y sofocados. Me estremezco con un nuevo escalofrío de placer. Hormigueos de ur

