Hasta hacía tres meses mi prima menor me saludaba afable, siempre con una enorme sonrisa y preguntando solícita por mi estado de ánimo. Apenas supo de mi decisión de quedarme unos cuantos meses más, su contrariedad y mal humor están reflejados a leguas. Tal parece que se debe a mi estancia prolongada allí. Últimamente anda gruñendo cual perro rabioso. Cosa muy extraña en ella, Gina no es de las que se pone de mal humor fácilmente. De hecho, su mal genio desaparece rápidamente como la brisa refresca el ambiente en invierno, así que oficialmente estoy perdida. “Quizás deba arrastrarte de vuelta, así sea secuestrada”, me parece escuchar que murmura, pero bien puedo estar equivocada. En cambio, la relación con la novia de Gael se ha equilibrado luego de enterarse de los retazos de lo ocurr

