Miro el reloj una vez más y me decido a bajar del auto para ir por ella. Estoy nervioso, hoy es una noche muy importante, me atrevería a decir que la más importante de mi vida. Nunca he ido a un evento con mi pareja. Lo que nadie ha sabido nunca es que no estaba lo suficientemente enamorado para hacerlo. Llego a la puerta de su departamento y respiro profundo, llamo a su puerta, y mientras espero acomodo el moño de mi esmoquin. La puerta se abre y creo que me he quedado sin aliento. Se ve deslumbrante. —¡Dios mío!— Es lo único que consigo decir al verla de pies a cabeza y observar la manera en la que ese vestido color rojo se pega a su cuerpo. Cada detalle es perfecto; su labial color vino, su maquillaje, su cabello... —Buenas noches. — Dice y me observa detenidamente. —Te ves ilegal