Iktan —¡Es que eres un tonto Iktan! –señala mi madre golpeando con fuerza la masa que tiene enfrente. Yo me quedo a medio morder un pan con mantequilla y pongo atención a su rostro. Está furiosa pero también decepcionada, triste, eso puedo sentirlo. —¿Qué? —Si que eres tonto. ¡Estás actuando como tu padre! No sabes cuánto odié su actitud siempre aunque lo amé con toda el alma. Siempre queriendo imponerse sobre mi porque era el alfa, haciéndome sentir inferior porque yo no sabía cómo manejar esto. »Ustedes jamás fueron testigos de eso porque...maldita sea porque jamás estuvieron aquí y cuando estaban eran demasiado pequeños para saberlo. »No sabes cuántas noches lloré en casa de mi madre mientras ella preparaba té para mí y cepillaba mi cabello. No sabes lo difícil que fue no tene