Iktan —Jefe, alguien quiere verte. –anuncia mi asistente y yo ni siquiera la miro. —No quiero ver a nadie, es más dile que no estoy. —Iktan creo que deberías... —¡Dije que no quiero ver a nadie! –alzo la voz y su mirada perpleja me taladra la frente. —Bien. –dice antes de salir. Resoplo frustrado y me aflojo la corbata, cierro los ojos tratando de traerla a mi mente, pero el único recuerdo que me llega es el día en el que se fue de la reserva. La extraño mucho, no hay día en el que no me muera de ganas por ir a buscarla y pedirle que me perdone. Pero después de todo este tiempo de ausencia quizás ella ya ni siquiera me ame, o ni piensa en mi. Tal vez ya está con alguien más, ese pensamiento me pone la sangre a hervir. Después de todo no puedo culparla si decide hacerlo, fui u