Aura Observo a mis hijas dormir con tanta tranquilidad que casi siento envidia. Ambas van vestidas con ropa que en su totalidad eligió Aiden. Obviamente todo me está recordando a él, ¿y cómo no hacerlo? después de todo estoy en su casa. Su aroma aún está aquí, incluso en la almohada. Me hubiese gustado por lo menos despedirme de él, poder darle un último abrazo, las gracias por ayudarme con tanto, quizás lo hubiese convencido de no irse, de quedarse con nosotras. —Son las niñas más hermosas que he visto en la vida. –murmura la voz de Iktan y yo me tenso porque creí que estaba sola–, ¿Aura podemos hablar? —¿Puedes hablar de manera civilizada conmigo ya o debo seguir aguantando tu lado irracional? —Solo necesito que me escuches, ya sé que he cometido error tras error Aura y lo lame