-Ve a ducharte -dijo Beck y toco suavemente mi cabello, ya pajoso. -Al jefe no le gustara verte sucia -termino de decir mientras salía de mi habitación.
Eran las cinco de la mañana cuando había entrado a despertarme, me había tratado de explicar pasivamente lo que hoy ocurrirá. Y digo tratado porque luego de escucharlo, mis llantos y gritos histéricos se hicieron presentes en toda la casa.
El jefe, -como ellos lo llamaban-, esta noche llegaría y no podía tener más terror. Mi vida era un desastre ya aquí encerrada, no quería suponer lo que sería allí, con él.
Los días pasaban y cada vez me era más difícil despertar. No quería hacerlo. Prefería morir aquí antes de que esos tipos me toquen.
Hice caso a lo que me pidió Beck y entre en la pequeña ducha. Millones de cosas pasaban por mi ment
