Desperté sobresaltada al escuchar un pequeño estruendo. Mire hacia alrededor, y todo seguía igual. Después de lanzarme a la cama entre sollozos, me había quedado dormida, por lo que mis ojos estaban pegoteados. Bostece y me levante para ir hacia el baño. Lave mi rostro y note que debajo del pequeño espejo había un cepillo de dientes nuevo, junto con su pasta y al lado se encontraba un peine. Mire hacia lo que sería la pequeña ducha y allí se encontraba en una esquina un tarro de champo y acondicionador, junto con una toalla. Fruncí el ceño extrañada. Se suponía que estaba secuestrada. Y a los secuestradores no les interesaba verte limpia. Oí que mi puerta se abría y suspire temblorosa. -Buenos días .-oí. Era el mismo tipo de ayer. Salí del baño y lo observe. Traía entre sus manos una