-Entonces... -alargo Lila con una sonrisa picara. -¿Se sintió como tu primera vez? Mordí mis labios en una sonrisa. –Podría decirse que sí. -¡Eso es tan genial, amiga! –exclamo sonriendo y dándome un gran abrazo. –Estoy muy orgullosa de ti, ¿lo sabes? Negué con la cabeza riendo ante sus ocurrencias. –Lo sé. Jugué sin ganas con el césped recién crecido del campus, quitándole algunas flores a punto de florecer. Ambas habíamos decidido de sentarnos bajo el sol ya que nuestras últimas clases estaban suspendidas por la decoración del baile de graduación, que se acercaba más y mas. Los profesores aprovechaban estas oportunidades para que los chicos con bajas notas en su materia aportaran algo de ayuda con la decoración y el escenario para poder aprobarla. En nuestro caso no fue necesar